viernes, 7 de junio de 2013

LEY DE TRANSPARENCIA: Patronales transparencia total


Estos días se está tratando en la Comisión Constitucional del Congreso sobre la nueva Ley de Transparencia que afectará también a la patronal y a los sindicatos. Con este motivo, han sido citados para exponer su posición, los representantes de dichas instituciones, que nos han dejado unas declaraciones de lo más sabroso.

Las declaraciones del representante empresarial, Juan Pablo Lázaro, han llenado a muchos empresarios de inquietud y desconcierto. De inquietud, porque viniendo de un empresario aún joven, aunque con experiencia en la labor más oscura del mundo asociativo, ha abordado la cuestión con argumentos que parecen venidos de otra época. De épocas a las que los empresarios no debiéramos regresar, ni tampoco unas organizaciones libres que aspiren a la modernidad.

Y de desconcierto porque a estas alturas de nuestra democracia, inmersos en la mayor crisis económica que se recuerda, cuando el país entero y la gran mayoría de nuestros ciudadanos reclama transparencia, hasta la Casa Real pide que se la incluya en la nueva Ley y los barómetros sociológicos nos aperciben del escaso valor que los empresarios conceden a nuestras organizaciones, el discurso de nuestro teórico representante se centra en rechazar el control de unas cuentas que él sabe bien que, en un altísimo porcentaje, se surten de fondos públicos porque nuestras asociaciones, desprestigiadas, vacías de empresarios comprometidos, en la mayoría de los casos no generan ni el 10% de sus ingresos totales a través de las cuotas voluntarias de sus miembros.

No se entiende que se intente eludir la posibilidad de que se conozcan y hagan públicas, si fuera necesario o conveniente, las retribuciones de nuestros dirigentes ni la composición y cumplimiento de los presupuestos de pequeñas o grandes organizaciones, ni se entiende que su argumentación se base en el supuesto perjuicio que, según él, se causaría a la mayoría de las 4500 entidades que componen la CEOE, casi todas de pequeña dimensión, lo cual “obstaculizaría su funcionamiento”, cuando sabe muy bien el ponente que la Ley afectará especialmente a las grandes ya que a las pequeñas organizaciones no les preocupa en absoluto la TRANSPARENCIA TOTAL.

Estamos seguros de que el discurso forzado de Juan Pablo Lázaro, impuesto por la propia CEOE, no recibirá la adhesión de nuestros empresarios, ni siquiera la de los escasos dirigentes no profesionales que nos van quedando, tan seguros como de que, como es costumbre, no se producirá el necesario debate sobre tan importante cuestión en la gran patronal y sus ramificaciones, porque no les conviene profundizar en ello y la cúpula preferirá el mal menor que, dicho sea de paso, ya está suficientemente tamizado para que si se produce la necesidad de acuerdos a posteriori, sean los políticos quienes decidan.

Lo que nos hubiera gustado es que nuestros teóricos representantes, a semejanza del discurso más inteligente de los Sindicatos, hubieran alzado ante los diputados la bandera de la transparencia ligándola a la libertad de asociación que proclama la Constitución, así como la preeminencia de las asociaciones libres sobre las instituciones públicas que la limitan y amenazan de nuevo con una posible y ampliada Ley de Cámaras de Comercio que, si Dios no lo remedia, cederá en gran medida la representación y prestación de servicios empresariales a los poderes públicos y sus terminales políticas.

Porque CEOE no lo va a remediar, a juzgar por su débil oposición y la multitud de pequeñas organizaciones libres, que deseamos la TRANSPARENCIA TOTAL, nos encontraremos pronto ante la necesidad de abandonar, porque no tendremos ni fondos públicos ni cuotas privadas que auditar ante nuestros ciudadanos.

 

 Enrique Martínez Piqueras

 Presidente de FEDESMA

 

 

 

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