De
vuelta de un viaje a Qatar, en el que las noticias sobre España han escaseado,
la llegada a nuestro país no ha podido ser más impactante.
Unos
días fuera, en un clima multirracial, diversidad de empresarios y proyectos, predominio
absoluto de negocios privados y amplia sensación de seguridad en el futuro, contrastan vivamente con la
impresión del insólito vacío de nuestras empresas, políticos y dirigentes
variados, ante la supremacía brutal de lo público, tras las decisiones del
último Consejo de Ministros, asumiendo por años el paro infinito, la decadencia
obligada, el final de la ilusión de la empresa privada, de las familias. Todo
pendiente de decisiones públicas y el futuro
de cualquiera en manos de unos pocos, sin saber siquiera de quienes.
Asistiendo
al Congreso Mundial de Cámaras de Comercio en Doha, uno tiene la impresión de
no representar nada entre las más de 120 Cámaras de Comercio mundiales y sus
1200 delegados que tratan de adelantarse a las imposiciones de la globalización,
apostando por propuestas que las interrelacionen y hagan más representativas.
El
ambiente, la agenda global, dominan las ponencias, sus contenidos y sus retos.
OPPORTUNITIES FOR ALL, oportunidades para todos, es el lema. Solo tres de las
82 ruinosas Cámaras españolas presentes en el evento. No más de una docena de españoles
entre la muchedumbre multiétnica que persigue su lugar al sol de los negocios
globales.
Sin
embargo, se agradecen las reuniones con la Embajada y los empresarios españoles,
organizados en el SPANISH BUSINESS COUNCIL, entidad o asociación privada que
los agrupa voluntariamente, conscientes de la necesidad de la unión para el
apoyo a sus proyectos, para el avance de sus contratos presentes y futuros.
Todos ellos conocedores del país, de sus gentes, de los canales de negocio, de
la importancia de potenciar su organización, los esfuerzos conjuntos y la marca
ESPAÑA. Porque solo así podrán obtener el máximo rendimiento de su trabajo en
los próximos años de grandes inversiones en el país, pese a sus escasos medios.
Es
como un retorno al pasado. A aquellos años en los que los empresarios
poblábamos las asociaciones, en las cuales la ilusión superaba las escasas
expectativas y ninguno esperaba nada a cambio de su trabajo voluntario.
Solamente el deseo del progreso general, el de todos y cada uno. Del avance de
los negocios para todos: BUSINESS FOR ALL.
El
regreso a España, como digo, decepcionante. Los medios de comunicación, al
completo, nos trasladan la idea de que el Gobierno, en su última comparecencia,
ha venido a decirnos que renuncia a cumplir sus promesas. Acepta la situación y
dilata las posibles soluciones: nada de luchar contra el paro imposible, ni de
potenciar la labor de los emprendedores con apoyos expresos.
La
opinión generalizada es que el Gobierno no encuentra la salida y opta, como
hasta ahora, por las soluciones más fáciles: aumento de tasas e impuestos,
acuerdos con las Comunidades autónomas para flexibilizar sus déficits, retraso
en la promulgación de la prometida Ley de Transparencia, permiso de la UE para
trasladar el equilibrio de nuestras cuentas públicas hasta el 2016, vaselina y
obediencia a raudales, apoyo mutuo a las entidades bancarias, pero ni una
palabra sobre la necesidad imperiosa de adaptar, es decir, reducir, el sector
público y sus innumerables e inútiles entes. Pese a los desmentidos, otro
aumento del IVA y el IRPF flotan en el ambiente. Las pensiones en el aire.
Desaparecido el crédito a las empresas.
Entre
la infinidad de noticias negativas, unas declaraciones sorprendentes de los
Presidentes de CEOE y CEPYME que dicen estar de acuerdo con las medidas del
gobierno. Será por las No medidas, a juzgar por todos los expertos, partidos
políticos incluidos. O quizás sea porque el cargo les obliga a una dosis mayor
de obediencia, teniendo en cuenta sus expectativas de continuar durante unos
años, como banquero ilustre el uno y acomodado perceptor de ingresos patronales
el otro. El caso es que parecen ir contracorriente, pese a la inmensa gravedad que
la situación supone para las perspectivas de las empresas.
Y
para colmo una información, que hoy publicamos, sobre la intención del
Presidente de CEIM de unir, en un futuro próximo, la patronal madrileña y la
Cámara de Comercio e Industria de Madrid, en base a un argumento tan pedestre
como que somos los mismos empresarios y, juntos, pero bien revueltos, nos vamos
a llamar EMPRESARIOS DE MADRID.
Qué
gran noticia, si tuviera un mínimo de lógica, porque de la posible fusión
caliente se pasó a la fusión fría y, dado que los organismos a fusionar no son
compatibles, se han abandonado estos términos en favor de una más que
discutible SIMBIOSIS entre ambos que, en opinión de los equipos de
comunicación, promete la felicidad y el éxito de la unión entre una patronal
creada libre, que ha venido perdiendo el rumbo y una corporación de derecho
público, sujeta a la tutela oficial y a cuantos caprichos e imposiciones partan
de las filas de los que mandan.
Se
dice que está al caer la nueva Ley de Cámaras, prometida y retrasada desde hace
más de un año y que en ella se encuentra la ansiada solución a los problemas de
unos y otros, pero nosotros nos tememos que, como tantas veces ha ocurrido, se
vuelva a abrir la brecha y el resultado sea una mayor división, porque no
sabemos si se han enterado pero la simbiosis puede empezar por ser mutualista,
proceso en el que ambos se beneficien por igual y acabar en el parasitismo, estadio
en el que unos se beneficien a costa del perjuicio de los otros.
Y
mucho nos tememos que, en tal caso, estos últimos sean los EMPRESARIOS DE
MADRID, antes llamados independientes.
Enrique Martínez
Piqueras
Presidente
de FEDESMA