martes, 26 de febrero de 2013

¿Por qué dicen amor cuando quieren decir sexo?


 
Sencillo: por vergüenza, una vergüenza atávica y llena de complejos e ideas preconcebidas. Una idea de lo bueno y lo malo anclada en clichés y tabúes.

¿Por qué dicen emprendedor cuando quieren decir empresario?

Sencillo: por vergüenza, una vergüenza atávica y llena de complejos e ideas preconcebidas. Una idea de lo bueno y lo malo anclada en clichés y tabúes.

Si, querido lector, no está leyendo mal ni se ha equivocado de blog. ¿Por qué la palabra empresario no es pronunciada por los políticos, medios de comunicación y la sociedad en general? Por una vergüenza cerval inculcada en nuestra cultura gota a gota, desde las escuelas, las series de televisión, la prensa y la política. Ganar dinero trabajando, organizando y teniendo una empresa está mal visto. El concepto empresario es sucio para una progresía que se ha erigido como máximo pontífice de lo bueno y lo malo. Y nosotros . . .  lo hemos aceptado. Y esta inquietud me surge especialmente cuando llega el momento de distinguir entre empresario y emprendedor

·         Mujer, 30 años = emprendedora. Bueno

·         Hombre, 31 años = empresario. Malo

·         Empresa nueva creación= emprendedor. Bueno

·         Empresa 30 años de antigüedad= empresa. Malo

Con esta idea sobre lo positivo del emprendedor y los sucio del empresario llegamos a la paradoja de un gobierno que quiere hacer la ”política del camello en la puerta de un colegio”. No me he vuelto loco... Pero como demonios se explica una tarifa plana para los seguros sociales de 50€ para emprendedores durante 6,9 o 12 meses o cualquier tipo de bonificación a la contratación. Y cuando el emprendedor ya se ha enganchado … ZAS, tarifa confiscatoria como a todo empresario y listo. Mi pregunta es, ¿no es más efectiva una reducción general de las cuotas de la seguridad social del 20 % a todas, digo todas, las empresas? ¿Hay que castigar a las empresas que todavía siguen vivas por el hecho de haber sobrevivido a la crisis con dejarlas fuera de las ayudas?

Este gobierno, como todo gobierno socialista se dirige por la siguiente máxima:

“Si se mueve, ponle un impuesto. Si aún se mueve, regúlalo. Si se ha parado: subvenciónalo”

 

Desde las asociaciones empresariales no solo debemos proteger los derechos e intereses de los empresarios, y participar en la vida económica y política de nuestras comunidades, tenemos la obligación de dar la batalla de las ideas en la defensa de cosas tan elementales como la libertad de empresa, el derecho a buscar el beneficio, prosperar y el orgullo de ser empresario.  No podemos dejar que la imagen que tienen de los empresarios en España sea una caricatura de la que se ve en las series de televisión y mucho menos que se legisle con esa caricatura en mente. Y, por supuesto, no podemos dejar que se nos caricaturice…. Sexo, se dice sexo.

 

Manuel Beas Pérez de Tudela Villagrán

Presidente de ATIEC

lunes, 25 de febrero de 2013

Rossell o la legitimidad



Los últimos días  nos han deparado a las patronales muchas noticias y declaraciones variadas de algunos de nuestros más conocidos representantes. A las emitidas por el Presidente de CEIM con motivo de una investigación sobre el aparente modus operandi de su empresa en la remuneración de algunos de sus trabajadores, se han sumado unas palabras del presidente de CEOE, Sr. Rosell, con motivo de su asistencia al Congreso de Comisiones Obreras, en el cual también ha hecho unas jugosas declaraciones su reelegido secretario general Sr. Fernández Toxo.

En cuanto a las primeras, ya hemos dicho en blog anterior que es un asunto que no concierne más que al propio Arturo Fernández que, en función de su situación personal deberá tomar decisiones que van más allá de su periodo de reflexión en cuanto a su participación en CEOE. La patronal de Madrid no es ahora, precisamente el modelo a seguir, por el incumplimiento sistemático de sus Estatutos en los últimos años y su deriva hacia un modelo de lobby, abandonando su vocación y estructura histórica de “organización de organizaciones”.

Arturo Fernández tiene gran responsabilidad en ello y no creemos que si le aconsejan abandonar las circunstancias, deba hacerlo sin una reflexión profunda de su papel y sus obligaciones ante los empresarios de Madrid, que han visto decaer su acción y su presencia por la levedad de sus líderes y la influencia política en su gestión.

Por su parte, el presidente de CEOE, Juan Rosell, ha aprovechado el Congreso de CC.OO. para declararse partidario de la transparencia absoluta “hasta las últimas consecuencias” porque las cúpulas de las organizaciones sindicales y patronales “deben dar ejemplo, aunque no siempre lo hayan hecho”.

Esta sinceridad sobrevenida, que viene a cuento por los anunciados cambios en la próxima Asamblea de CEOE, en la que se prevén  importantes modificaciones en sus Estatutos, contrasta con la historia reciente de la organización y de sus representantes, muchos de ellos y en especial su presidente, al igual que los presidentes de CEIM y CEPYME, son herederos directos de la etapa de Díaz Ferrán y, en consecuencia, escasos de la legitimidad necesaria para afrontar una nueva etapa en la que esa condición es imprescindible.

No hace tanto tiempo que asistíamos a acuerdos para la continuidad de unos y otros con la intención de que todo continuara igual, a elecciones en las que volaban los votos en blanco para asegurar los cargos y al falso encumbramiento de tristes defensores de la independencia tutelada de los empresarios, todo lo cual nos ha traído hasta el momento actual de decadencia de nuestras antaño potentes organizaciones que parece querer aliviarse con palabras y frases que muchos no creemos.

Por ello, las palabras vacías, las grandes frases, se curan con el debate y los hechos, padres de la transparencia que ahora se promete, pero si las personas siguen siendo las mismas, no cabe seguir hablando de regeneración, refundación, simbiosis y otras varios conceptos ampliamente exhibidos, sino de democracia y aplicación estricta del espíritu que nos hizo fuertes un día. Para ser claros, con nuevas elecciones y candidatos que garanticen todo aquello que hemos ido perdiendo en muy pocos años. Y a eso no parece que esté apostando la CEOE.

Por lo tanto, aunque estemos muy lejos de unos sindicatos tan anticuados como CC.OO. nos ha parecido interesante recoger las palabras de su reelegido Secretario General, Sr. Toxo que, a modo de reflexión ha dicho que “la presencia de los sindicatos en los consejos de administración y en la formación, les ha producido un grave problema reputacional”.

Esa reflexión, no sabemos si sincera pero sin duda oportuna, se sigue echando de menos en los discursos de nuestros dirigentes empresariales actuales, empeñados en obviar del escaso debate cuestiones claves, cuyo análisis y profundización, no haría más que ahondar en su probable falta de legitimidad sin un cambio profundo de actitudes, personas y objetivos.

 

viernes, 15 de febrero de 2013

La burbuja de la patronal


Que las distintas patronales están de capa caída no lo discute casi nadie y es especialmente comprobable entre los empresarios de toda dimensión, pero mucho más entre los pequeños, medianos y autónomos.

 

Hoy es difícil involucrar a empresarios en patronal alguna, sea del carácter que sea, ni tan siquiera mantenerlos con un cierto grado de confianza en las que han venido militando durante años, porque el descrédito de la inmensa mayoría hace que vayan perdiendo la ilusión de verse reflejados en ellas, cualquiera que sea su ámbito.

 

Este descrédito se ha venido labrando de manera acelerada a lo largo de los últimos años, muy especialmente desde la etapa Díaz Ferrán cuyo ascenso y caída meteóricos pusieron de relieve ante la opinión pública la levedad de los llamados órganos gestores, su carácter gregario, Asambleas y Juntas varias compuestas en su mayoría, excepciones aparte, por supuestos empresarios más preocupados por sus intereses que por los de todos.

 

La permanente ausencia de debate, la debilidad de los argumentos, cuando se han permitido exponer, la tendencia de algunos a la escalada socioeconómica, es decir a la trepa, la obediencia debida, la lealtad mal entendida, casi siempre ad hominem y  casi nunca a la institución que dicen representar, el vasallaje a los políticos, en especial a los que ostentan el mando, son todas ellas “virtudes” ajenas al empresario independiente que necesitan nuestras organizaciones y, por el contrario, son la esencia actual de gran parte de nuestras numerosas organizaciones empresariales.

 

Organizaciones que creemos necesarias, bien definidas en nuestra Constitución y, por ello, esenciales para la defensa de los intereses generales, para el llamado diálogo social y para el avance de nuestra economía.

 

Por ello es triste asistir un día sí y otro también al numerito de la política asociativa, por encima de la responsabilidad que se supone recae sobre todos y cada uno de nuestros teóricos representantes y que, a la vista de tanto acontecimiento y rotunda presencia en los medios, casi siempre para mal, no parece que hayamos acertado en su elección.

 

Últimamente asistimos al sainete político-asociativo que tiene lugar en la CEOE para analizar la conveniencia o no de mantener en su puesto de Vicepresidente y responsable de la patronal de Madrid CEIM, Arturo Fernández, acusado por alguno de sus empleados de ciertos pagos en dinero negro de una  parte de sus emolumentos, episodio que ha sido exageradamente reproducido en los medios políticos y de comunicación

 

Dejando aparte la escasa autoridad  moral de la propia CEOE, desbordada y minimizada por otras varias organizaciones, inmersa en un falaz intento de cambio de imagen con la propuesta de unos nuevos estatutos que intentan maquillar su decadencia, con propuestas que lo que en el fondo parecen pretender es la continuidad de unos dirigentes fracasados, su vanidad y sus privilegios, desde el mismo momento en que aceptaron el cambalache de la sustitución de Díaz Ferrán, la realidad es que asistimos a una pugna netamente propia de la política, escasamente empresarial. No interesa más que a los iniciados. No tiene mayor relevancia.

 

Arturo Fernández, único conocedor de su situación empresarial, decidirá aquello que le convenga pero, mientras lo hace, se ha producido el consabido movimiento de algunos para hacerse el hueco al que aspiran y que solamente obtendrían en una situación de aparente inestabilidad como la actual. Las posibles candidaturas a sustituir, aunque sea temporalmente, al Presidente de CEIM se filtran interesadamente a la prensa, unos por edad otros por antigüedad y algunos por inapropiada ambición desmedida, se postulan, en espera de apoyos mediáticos y de que la suerte les sea propicia.

 

Pero al igual que en la sustitución de los anteriores Presidentes de CEIM y CEOE, ninguno parece estar interesado en abrir el debate y en acudir a unas elecciones limpias y democráticas en busca de nuevos y mejores candidatos.

 

Con los mismos procedimientos que entonces, lo que parece que se pretende es el acuerdo interno de sustitución, como siempre, si es posible con inspiración y apoyo políticos, cambiando algunas personas para mantener todo igual de escasamente representativo.

 

Así se pueden seguir vulnerando los Estatutos y continuar el sometimiento y la cuesta abajo del legítimo asociacionismo empresarial, que no recuperaremos si no aplicamos seriamente los principios de transparencia, independencia y auténtica representatividad, dejando atrás la llamativa burbuja de la patronal en la que casi ninguno nos sentimos plenamente representados.

 

 

 

 

 

 

 

martes, 12 de febrero de 2013

El Corredor, la industria y Eurovegas


Desde hace unos años se viene observando la decadencia de la industria convencional en nuestro país, consecuencia lógica de la internacionalización de la economía, de la llamada globalización. El fenómeno afecta no solo a España, sino que es general y se produce en toda Europa, de manera especial en aquellas áreas antes especializadas en la fabricación de bienes de la industria tradicional o de consumo.

El asunto es grave por muchos motivos, pero en especial porque la industria, el sector secundario supuso el arranque de nuestra modernización y de la incorporación a un mundo exigente y competitivo. Apoyada durante muchos años en la protección del Estado, en las fronteras cerradas, en la autarquía que impuso el régimen franquista y que propició la creación de millares de industrias de todo tipo, tan dueñas del mercado interior como escasas en apoyos y capital, la industria llegó a alcanzar casi la quinta parte del producto interior bruto.

En Madrid, no nos quedamos al margen y algunas zonas, en especial el llamado Corredor del Henares se constituyó en una de las zonas industriales más sólidas de la Comunidad, extendiendo su acción hasta más allá de Guadalajara, en buena parte de Castilla la Mancha Norte.

 Muchos y muy buenos empresarios encontraron su proyecto en la industria y dedicaron ilusiones y esfuerzos e hicieron grandes inversiones en instalaciones y maquinaria moderna para tratar de  luchar en igualdad con nuestros competidores, europeos inicialmente,  comenzando a exportar sus productos tras nuestra incorporación al mercado único.

Pero a diferencia de las grandes zonas industriales de Europa, que acertaron a reconvertirse en buena medida, adelantándose a la gran apertura que significaba la globalización, nuestra industria, pese a todo escasa de ayudas y lastrada por su pobre productividad, ha ido decayendo lentamente hasta el momento actual, en que se encuentra en estado preagónico, sin ilusión ni demasiados proyectos de futuro.

La industria exige un tipo de empresarios especialmente valientes puesto que necesita de instalaciones complejas, con una fuerte radicación y dedicación a su entorno geográfico y con unas inversiones importantes en maquinaria e instalaciones complejas, así como una implicación continúa con las nuevas tecnologías. Por ello, se dice que el empresario que abandona la industria, por una u otra razón, no vuelve a ella, aunque continúe con su proyecto vital y empresarial en otros campos de la economía, menos agresivos, menos traumáticos.

Vienen estas reflexiones a cuenta de algunas cuestiones de actualidad en nuestra zona Este de Madrid que, como venimos diciendo desde siempre, no se limita al llamado Corredor del Henares, ámbito no exclusivamente madrileño aunque, como hemos dicho, de gran importancia industrial en su momento.

Por un lado, el previsible cierre de la factoría de Roca en Alcalá de Henares, símbolo de la decadencia industrial a la que aludimos y que no ha merecido demasiada atención, más allá de la informativa, especialmente por parte de los sindicatos y organizaciones empresariales locales que hace unos años se fotografiaron junto a un ensoñador proyecto de reindustrialización del Corredor del Henares sin efecto alguno hasta el momento.

 Por otro, la falta de liderazgo sindical y empresarial para empujar el proyecto de cambio a sectores como el logístico, en el que la Comunidad de Madrid tiene, desde hace años, un planteamiento ganador que, junto con los empresarios de Aragón y de la Comunidad valenciana, haría de nuestro país uno de los centros más importantes del mundo en transporte y comunicaciones, con todo lo que ello comporta de creación de riqueza y empleo, muy especialmente en nuestra zona.

Aunque, claro está, dicha opción exige ese liderazgo que parece faltar y que implicaría algo tan difícil  en la actualidad como apostar en serio por el famoso Corredor Central, que la Unión Europea tiene en stand by, hasta tanto no se aclare la “cuestión catalana”.

Y finalmente, por hoy, la operación Eurovegas, para algunos la solución a nuestros problemas de desindustrialización si se hubiera optado por su establecimiento en Paracuellos/Torrejón. Vana ilusión, porque no creemos que dentro de 15 o 20 años, cuando sea, hipotéticamente, una realidad el proyecto de juego, turismo y ocio,  hubiera podido sustituir a la gran cantidad de riqueza, conocimiento y empleo que se ha ido diluyendo, para nuestra desgracia, con la desaparición de la industria que tanto nos costó instalar.

En definitiva, vamos hacia otro tipo de sociedad, a lo que parece, porque no hay más que darse una vuelta por los diversos polígonos industriales devastados por la crisis de consumo, los impuestos municipales abusivos, unos sindicatos medievales y la falta de interés de nuestros políticos por apostar en serio por una industria moderna, eficaz y competitiva, comandada por auténticos empresarios bien respaldados en su compleja pero apasionante misión.

 

lunes, 4 de febrero de 2013

Ayuntamientos y competencia... ( ¿ DESLEAL ? )


Mi amigo es un periodista, bien conocido en nuestra zona, empresario de siempre, que durante más de 30 años ha venido ejerciendo su trabajo con una dedicación y una diligencia admirables, a través de su periódico local gratuito que, con una tirada semanal  reducida, se alimentaba de la publicidad de muy diversas empresas, en especial las constructoras o promotoras, necesitadas de dar a conocer sus proyectos en estos últimos años de abundancia del sector inmobiliario.

Las instituciones y ayuntamientos cercanos, aunque en menor medida, colaboraban a aportarle algunos ingresos, igualmente publicitarios, para mantener su proyecto empresarial y de vida, un periódico a través de cuyas páginas, muchos de nosotros, por una u otra razón,  nos hemos visto retratados con alguna frecuencia.

En tiempos mejores que los actuales, es decir, hace años, hasta se atrevió a gestionar simultáneamente una pequeña radio local desde la que nos invitaba a participar y a transmitir nuestros mensajes. Todo ello, con el afán del pequeño empresario que, sin más ayuda que la de su familia,  cree en su proyecto por encima de cualquier otra consideración, sin medir el riesgo, porque la empresa es su vida y su libertad.

Su capacidad de trabajo, como he dicho, ha sido infinita. Director, redactor, maquetista, locutor, distribuidor de prensa y  realizador de todo trabajo necesario para situar  en los lugares adecuados, puntualmente, su medio de comunicación que, al mismo tiempo era su medio y su proyecto vital. Cualquiera tenía fácil acceso a él, porque en su agitada actividad era normal encontrarle en cualquier parte y charlar distendidamente de lo divino y de lo humano.

Hace unos días vino a verme al despacho para despedirse porque había decidido abandonar. Me explicó que la caída de los ingresos de publicidad había llegado a tal punto que, pese a su esfuerzo personal y a su liviana estructura, no podía permitirse continuar perdiendo dinero y la decisión era firme. No continuaba y pasaba a engrosar el ejército de desocupados sin proyecto empresarial conocido. En espera de mejores tiempos.

Lo triste es que el caso de mi amigo es más frecuente de lo que pueda parecer y, cada día, cientos de pequeños proyectos parecidos se disuelven junto con las ilusiones y las expectativas de sus creadores que un día soñaron que su fe y su entusiasmo podrían con todo y que sus proyectos les sobrevivirían.

Este parece ser el signo de los actuales tiempos convulsos que no respetan nada y que solo los poderosos y los que manejan los hilos invisibles que dirigen nuestros destinos son capaces de sortear, sin merma ni pérdida alguna y, en algunos casos con cuantiosos beneficios derivados del caos en que nos movemos los ciudadanos normales, especialmente, los pequeños empresarios, necesarios pero desprotegidos.

Digo esto porque, en el sector que nos ocupa, analizando la realidad, la mayor parte de los proyectos de comunicación de nuestra zona han ido desapareciendo o limitando su acción por efectos de la crisis, mientras resulta que algunas instituciones, ayuntamientos varios, se permiten, en las circunstancias actuales, editar decenas de miles de ejemplares de revistas gratuitas mensualmente, ampliando el equipo de periodistas que, bien remunerados, además persiguen la publicidad de todo tipo de empresas, con la finalidad de cumplir sus objetivos que no son otros que los de informar debidamente y a cualquier coste a sus lectores de las bondades de las políticas que teóricamente desarrollan sus empleadores, los políticos locales, aunque, para ellos, las reglas del juego y del mercado parecen no contar.

Eso sí, que sepamos, sin dar a conocer la viabilidad económico financiera de tales actuaciones ni su necesidad de carácter político o social. Cuestiones estas que solamente parecen ser de importancia para la supervivencia de empresarios  como mi amigo y  todos los que arriesgamos nuestro futuro y nuestro dinero.

Pese a todo, se nos viene diciendo, desde hace tiempo, que se va a acometer la reducción de las distintas administraciones hasta un nivel razonable y acorde con la situación que vivimos. Que se van a cerrar las miles de empresas públicas que distorsionan los mercados y que escapan al control de la Administración Pública. También que se va a delimitar la acción de las distintas administraciones.

Pero, según los datos actuales solo unas pocas han desaparecido y algunos ayuntamientos e instituciones públicas intentan continuar la absurda e inapropiada labor de promotores y hasta comercializadores de pisos, plazas de garaje y servicios varios, al tiempo que devenidos en empresarios encubiertos de medios de comunicación, como es el caso que nos ocupa, sin importarles la rentabilidad de sus proyectos ni su nula necesidad.

Y mientras tanto, el Estado sigue sin cumplir la promesa de compensar a la pequeña empresa por los IVA adelantados y de que todas las administraciones cumplan la Ley y paguen a los proveedores en un plazo máximo de 45 días, lo cual ha sido claramente contestado y desautorizado por distintos responsables políticos.

En estas condiciones, nos preguntamos: ¿ De verdad nuestros políticos creen en su papel subsidiario o, en el fondo, pretenden ser los protagonistas de la economía en detrimento de los empresarios ?. Porque si los hechos desmienten continuamente sus palabras habrá que pensar que ser empresario en nuestro país tiene riesgos añadidos que difícilmente podremos sortear los que creemos en la libre empresa, en un país supuestamente libre. Y así, mi amigo ha tomado, desgraciadamente, la mejor de las decisiones. Desde aquí le deseamos lo mejor.

 

                                                        Enrique Martinez Piqueras

Presidente de FEDESMA